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CACERES

De pueblo en pueblo contra la violencia de género

viernes 5 de febrero de 2021 Periódico Hoy

Nuestra compañera y Trabajadora Social Nuria Gómez recibe una medalla de la Guardia Civil por su trabajo a favor de la mujer.

Nuria Gómez Carmona es jefa de la Unidad contra la violencia de género en la Subdelegación en Cáceres.

autor de la noticia: Jorge Rey.

Nuria Gómez Carmona (Don Benito, 1963) se conoce palmo a palmo la provincia de Cáceres. Grandes distancias en su cuentakilómetros en lucha contra la violencia de género. La pandemia ha frenado esos viajes pero no su trabajo, porque, aunque el virus haya desenfocado ciertos problemas sociales, siguen ahí: 730 mujeres viven en la provincia con protección policial por riesgo a ser agredidas por sus parejas o exparejas.

Trabajadora social y jefa de la Unidad contra la Violencia de Género de la Subdelegación del Gobierno en Cáceres desde hace 14 años, Gómez Carmona ha sido distinguida recientemente con la Cruz Blanca de la Guardia Civil, que reconoce la tarea de personas del ámbito civil a favor de la sociedad. A raíz de la aprobación de la Ley Integral de Violencia contra la Mujer se creó el puesto que desempeña, que consiste en coordinar todos los recursos que hay en el territorio para ponerlos en marcha cuando se dan casos de violencia de género.

La formación a agentes sociales como Policías Locales, Guardias Civiles, trabajadores sociales, en puntos atención psicológica, docentes o sanitarios es otra de las funciones de la unidad que dirige García Carmona, que muestra su agradecimiento por el reconocimiento recibido, que le será entregado cuando las condiciones de la pandemia lo permitan. «Estoy muy contenta, es todo un honor, se lo agradezco mucho», destaca esta mujer, que valora la importancia de las mesas de coordinación contra la violencia que se dan en todos los municipios. ¿Evolucionamos en la lucha contra la violencia de género? «Yo he notado un cambio, hemos dado un paso adelante, aunque aún nos queda mucho camino por andar», resume.

De forma gráfica explica que cuando se aprobó la Ley Integral contra la Violencia de Género, en 2006, «una mujer víctima tenía que salir corriendo de casa, coger lo imprescindible e irse a una casa de acogida, ahora eso ha cambiado». Esa evolución es muy palpable en las propias fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. «Hay pocas lagunas en sus trámites, tienen muchas instrucciones y están formados desde la Academia».

Una parte importante de su trabajo es ayudar a detectar los signos que pueden revelar situaciones de violencia. «No es solo que te peguen una torta o un empujón, si un marido controla el teléfono a su mujer hay que ver si detrás de eso hay otras formas de violencia».

El reto, según esta experta, es la igualdad real. «Y no hablo solo de igualdad en el ámbito laboral sino en igualdad de oportunidades a la hora de repartir tareas en casa, de cuidar a los niños, que los hombres y las mujeres tengan el mismo derecho a tener su ocio, porque aún hay muchas diferencias».

Cáceres es un entorno muy rural y los retos para romper el círculo de la violencia en los pueblos son muy particulares. «Hay muchos vínculos familiares, en muchos casos en el pueblo donde vive esa mujer víctima de la violencia de género está también la familia de su pareja, amigos en común y puede haber más presiones del entorno, lo que hace que tras poner una denuncia se pueda volver para atrás».

La puerta de salida de la violencia es siempre la denuncia, sostiene Nuria, que explica que el inicio de la pandemia y del confinamiento descolocó a su Unidad en un principio, pero que poco a poco todo se fue organizando para garantizar el seguimiento de las mujeres. «Durante el confinamiento hubo un goteo, pero se produjeron muchas denuncias cuando éste terminó».

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