19 de Agosto: Día Mundial de la Asistencia Humanitaria

Las necesidades humanitarias no dejan de multiplicarse a nivel global, en un contexto con grandes dificultades, entre las que se encuentran el sometimiento de una presión creciente hacia la disponibilidad de los recursos y los ataques directos cada vez más frecuentes hacia las intervenciones de ayuda.

Según datos de ONU Migración, en el año 2024, más de 280 profesionales implicados en la asistencia humanitaria perdieron la vida mientras prestaban sus servicios y, hasta agosto del año en curso se cuentan con otros 170 fallecimientos, además de 150 personas secuestradas o heridas en el desempeño de su trabajo. De igual modo, los ataques y las restricciones a la población civil se siguen produciendo a pesar de la protección que el derecho internacional les otorga tanto a ellas como al personal humanitario. Estas agresiones no sólo arrebatan vidas, sino que también dificultan la llegada de ayuda en situaciones tan graves como las que se viven en Gaza, Ucrania, Sudán y otras zonas en conflicto.

Aquí el principal reto radica en el reiterado incumplimiento de la normativa y de los derechos humanos; Por este motivo, resulta imprescindible una reacción política eficaz que blinde la seguridad de la población civil, la seguridad del personal humanitario y que aseguren y garanticen el acceso a las ayudas a las personas más vulnerables.

En un día como hoy, marcado no sólo por las guerras y conflictos, sino también por una profunda crisis climática y la intensificación de sus efectos devastadores, como evidencian los recientes incendios que afectan a distintas regiones de nuestro país, resulta más necesario que nunca fortalecer la respuesta humanitaria desde un enfoque que sitúe a las personas, la vida, la equidad y la sostenibilidad en el centro de la intervención social.

Las emergencias sociales derivadas de los fenómenos climáticos extremos, los desplazamientos poblacionales y el deterioro de las condiciones ambientales requieren respuestas coordinadas y basadas en algunos de los principios del trabajo social: el respeto por la diversidad, la promoción de capacidades comunitarias, la defensa de los derechos humanos y la construcción de resiliencia social.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible guían el horizonte global de un compromiso para no dejar a nadie atrás e inciden en la urgencia de avanzar en medidas decisivas frente a la crisis climática y sus injustas y graves consecuencias. En todo este panorama, el papel del GEIES (Grupo Estatal de Intervención en Emergencias Sociales) se posiciona como un dispositivo de referencia para la intervención social profesional en emergencias, apoyando a personas afectadas, facilitando el acceso a recursos básicos, el acompañamiento y la gestión emocional de las crisis, así como promoviendo la coordinación interinstitucional y la prevención de nuevos riesgos sociales. Por este motivo, agradecemos la labor y la vocación de servicio público de todas las trabajadoras sociales y los trabajadores sociales que integran este grupo y, desde el Consejo General, insistimos en la importancia de garantizar recursos, formación especializada y reconocimiento social a quienes están en la primera línea enfrentando las emergencias presentes y las que puedan venir.

En definitiva, podemos afirmar que la asistencia humanitaria no es solo una respuesta al desastre, sino una apuesta ética y política por la sostenibilidad, la justicia social y el respeto incondicional a la vida y a todos los seres humanos que necesita de la presencia de las trabajadoras y de los trabajadores sociales.

Este 19 de agosto reafirmamos nuestro compromiso inquebrantable con los valores que inspiran nuestra profesión y con la construcción de sociedades más justas y más solidarias frente a los retos que la crisis climática y las emergencias nos imponen. Hoy rendimos homenaje a todas las personas que trabajan arriesgando sus propias vidas para aliviar el sufrimiento humano en contextos de crisis, emergencia y catástrofes.

Finalmente, resaltamos y valoramos el compromiso y el esfuerzo de las trabajadoras sociales y de los trabajadores sociales que están desempeñando su labor en cada uno de los municipios afectados por los incendios, interviniendo en tiempo real y posicionándose en la primera línea de atención a las personas afectadas por esta tragedia, así como a sus familias, vecindario y entorno próximo. De igual modo, extendemos este reconocimiento a todo el personal profesional y a quienes, desde el voluntariado, están contribuyendo activamente para mitigar el impacto de la situación y acompañar a la ciudadanía en estos momentos tan difíciles.