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Consejo

30 De julio: Día Mundial contra la trata de personas

miércoles 30 de julio de 2025

Todavía hoy en día, miles de personas siguen siendo captadas, trasladadas y explotadas en nuestro país bajo formas modernas de esclavitud. Con motivo del Día Mundial contra la Trata de Personas, que se conmemora cada 30 de julio desde el año 2013, el Consejo General del Trabajo Social recuerda que la trata de seres humanos constituye una violación muy grave de los derechos fundamentales que atenta directamente contra la dignidad, la libertad y la vida de las personas.

Según los datos del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), en el año 2024, 1794 personas fueron liberadas, un 22% más respecto al año 2023. Las víctimas que, en su mayoría, son mujeres jóvenes, fueron explotadas laboral o sexualmente. También se detectaron casos de trata con fines de matrimonios forzados y criminalidad forzada, incluyendo a menores de edad.

No debemos olvidar que la intervención con víctimas de trata de seres humanos debe abordarse desde una perspectiva de género, porque existe una clara relación con el sexo debido al elevado número de mujeres y de niñas afectadas, y al hecho de que la explotación sexual constituye una de las formas más extremas de violencia hacia las mujeres. Es innegable que la explotación de mujeres y niñas no tendría lugar si no existiera un interés económico y espurio.

A pesar de que tradicionalmente la trata con fines de explotación sexual ha sido más visibilizada, los datos recogidos por el CITCO muestran una tendencia preocupante, y es el alza de la explotación laboral. Este tipo de trata suele estar oculto en sectores como el servicio doméstico, el textil o el agrícola, dónde las condiciones laborales pueden verse más invisibilizadas y ser más difíciles de controlar. Esta invisibilidad puede agravarse porque el sistema suele concentrar la identificación de las víctimas casi en exclusividad en los cuerpos y fuerzas de seguridad, dejando en un segundo plano a profesionales de otro ámbitos, como el social, que podrían también detectar señales claves.

Por este motivo, las trabajadoras y los trabajadores sociales desempeñamos un papel clave, no sólo en la intervención, sino también en la detección temprana. Tenemos una responsabilidad profesional y ética ineludible ante esta realidad. Somos muchas y muchos profesionales quienes, desde distintos ámbitos de intervención (educación, servicios sociales, salud, entidades del tercer sector y ong’s, administración pública, …) estamos en contacto con posibles víctimas y/o con personas susceptibles de ser captadas por redes de trata dada la vulnerabilidad que presentan.

Nuestra posición como profesionales de referencia nos permite detectar señales, establecer relaciones de confianza, poner a las personas en el centro, acompañar y activar los protocolos de protección adecuados cuando sea procedente.
Somos esenciales en estas acciones: tenemos conocimientos y herramientas para detectar precozmente, impulsamos la educación comunitaria, colaboramos con organismos públicos y ONGS, y coordinamos los recursos necesarios. En este sentido, debemos ser el primer puente hacia la recuperación de la dignidad y los derechos de las personas víctimas de trata.

Desde el Trabajo Social, la atención a las personas víctimas de trata implica brindarles apoyo y acompañamiento en el ejercicio y logro de sus derechos en todos los ámbitos: políticos, sociales, económicos y culturales. En esencia, se trabaja junto a ellas en la construcción de una estrategia que les permita acceder a una ciudadanía plena y empoderada, dentro de un entorno que favorezca su desarrollo personal y fortalecimiento.

Ahora bien, a pesar de ser profesionales de referencia, también nos enfrentamos a retos para abordar esta realidad, como la transformación digital de las actividades que pueden estar relacionadas con la captación para la posterior explotación y que pueden hacer más difícil el establecimiento de límites de las conductas delictivas.

La trata de seres humanos no sólo es un delito, sino que también es una manifestación extrema de las desigualdades, de la soledad, de la pobreza y de la violencia estructural. Por esta razón, desde el Consejo General de Trabajo Social decimos que la trata requiere de un compromiso colectivo que implique activamente a los gobiernos, al sector empresarial, a las políticas corporativas y a las normativas, para que avancen coordinadamente hacia el mismo objetivo. Y exigimos una propuesta que combine las acciones legales con las políticas sociales de prevención, atención, reparación y transformación.
Como trabajadoras y trabajadores sociales, no podemos permanecer indiferentes ni seguir ignorando a quienes sufren formas contemporáneas de esclavitud en nuestro entorno más cercano. Estas personas viven y transitan los mismos espacios que nosotras y nosotros, aunque muchas veces pueden permanecer ocultas a nuestra mirada.

Desde el Consejo General de Trabajo social consideramos que es imprescindible que todas y todos nos impliquemos y tomemos conciencia del alcance de este fenómeno. Acabar con la trata y la explotación es responsabilidad de todas y todos, ya que no habrá justicia social mientras algunas personas sean tratadas como mercancía.

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